Hace un par de semanas en mis noches de insomnio caí en un artículo sobre Joana Moll, artista e investigadora española quien pateo un poco mi realidad. Esa nota obviamente no me ayudo a dormir, pero si me motivo a compartir con ustedes esperando esto pueda crear un poco de conciencia en el tema.
El artículo que encontré era del año pasado pero este tema está lejos de ser algo nuevo, el proyecto de la artista viene del año 2014 y lleva por nombre “GO2GLE”; es una instalación basada en la red en tiempo real que muestra la cantidad de CO2 emitido en cada segundo gracias a las visitas globales a Google.com.
Como ella misma lo menciona a nadie nos viene a la mente que por realizar una búsqueda un Google, mirar unos videos en YouTube o malgastar gran parte de nuestro día en redes sociales, estemos contaminando. Y es que olvidamos completamente que todos esos servicios digitales dependen de estructuras físicas que consumen recursos naturales.
“¿Cómo puede un hecho tan evidente volverse tan borroso en la imaginación social?
Este proyecto se creó a partir de un impulso para resaltar la conexión invisible entre acciones y consecuencias cuando se usan tecnologías de comunicaciones digitales.”
Citando a Joana Moll.
Datos obtenidos en el sitio de esta investigadora arrojan los siguientes números, cifras que sin duda abrirán tu perspectiva sobre el tema…
El 40% de la huella de cabono total de Internet puede atribuirse al diseño de un sitio web. Según estudios recientes, Internet es responsable del 2% del CO2 de las emisiones globales, más que el de la industria de la aviación [1]. En promedio, la producción de 1 kWh emite 544 gr. de CO2 [2]. Se necesitan 13 kWh para transmitir 1 GB de información [3]. el equivalente a 7,07 kg. de CO2. Tras un estudio realizado por CISCO, la cantidad estimada del tráfico de datos de Internet global anual en 2015 llegará a 966 Exabytes (1.037.234.601.984GB) [4]. y se espera que alcance los 1579,2 xabytes a finales de 2018 [5]. Google.com es el sitio más visitado en Internet [6]. y pesa casi 2 MB. El sitio procesa un promedio aproximado de 47000 solicitudes por segundo [7]. lo que representa una cantidad estimada de 500 kg de emisiones de CO2 por segundo.
¿Esperabas estas cifras? La verdad es que yo tampoco, me queda claro que todos somos cómplices en la destrucción de nuestro planeta, porque al final a menos que vivamos en una cueva aislados del sistema y de la sociedad parece prácticamente imposible no dañarlo, directa ó indirectamente.
Todo este asunto me hizo sumarle varios kg de CO2 al planeta con mi navegación en la web, al seguir investigando del tema, entre sitio y sitio caí en un rollo que lleva por nombre “Economía circular”, ¿en qué consiste esto?
Tomando como ejemplo el modelo cíclico de la naturaleza, la economía circular se presenta como un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción de los elementos: minimizar la producción al mínimo indispensable, y cuando sea necesario hacer uso del producto, apostar por la reutilización de los elementos que por sus propiedades no pueden volver al medio ambiente.
Es decir, la economía circular aboga por utilizar la mayor parte de materiales biodegradables posibles en la fabricación de bienes de consumo – nutrientes biológicos- para que éstos puedan volver a la naturaleza sin causar daños medioambientales al agotar su vida útil. En los casos que no sea posible utilizar materiales eco-friendly –nutrientes técnicos: componentes electrónicos, metálicos, baterías…- el objetivo será facilitar un desacople sencillo para darle una nueva vida reincorporándolos al ciclo de producción y componer una nueva pieza. Cuando no sea posible, se reciclará de una manera respetuosa con el medio ambiente.
No quiero dejar a Google como el demonio en esta historia, sin duda es una de las empresas más importantes a nivel mundial y son estupendos monetizando sus desarrollos tecnológicos y adquiriendo los de otros para estar siempre en una posición de poder en su rama.
Pero al parecer si tienen un compromiso con el planeta, Google ya ha planteado la necesidad de una “economía circular” que sustituya a la cadena económica actual. Kate Brandt, directora de sustentabilidad en Google, define a la gente detrás de esta compañía como “pensadores de sistemas”. Pero los colaboradores quieren ir más allá de la programación de algoritmos, y ayudar a plantear esta economía circular como una nueva forma de interacción y de movilidad urbana.
Google, en su funcionamiento interno, ya aplica algunas de las “leyes” de esta economía circular, mismas que incluyen la calidad de vida. Por eso, los edificios de sus domicilios alrededor del mundo están construidos con materiales que no son tóxicos, como sí lo es el asbesto, el cual ha tenido que ser reemplazado en cientos de ciudades, provocando un gasto gigantesco de recursos. Además, en una economía circular, las posibilidades que brinda la tecnología digital que Google genera pueden aprovecharse de maneras novedosas, por ejemplo, en apps que ayuden a calcular la comida en restaurantes y evitar desperdicios, como LeanPath, producida por Google e Ikea.
Aún hay mucho camino por recorrer, pero todos podemos hacer algo para minimizar la cantidad irracional de desperdicio de recursos naturales, los invito a ser más consientes de la huella que dejara nuestra vida en este planeta para los que estamos aquí y para los que vienen.